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Temas en documentos eclesiales católicos post-Nostra Aetate
La declaración Nostra Aetate de 1965 del Concilio Vaticano II inspiró una serie de replanteos oficiales de las enseñanzas de la Iglesia sobre los judíos y el judaísmo, que continúan hasta el presente. Diversas comisiones vaticanas, conferencias nacionales de obispos católicos, y el papa Juan Pablo II, emitieron numerosas declaraciones referentes a las relaciones cristiano-judías. Aunque sólo parcialmente internalizados entre los católicos de todo el mundo, estos documentos han constituido, a lo largo de cuatro décadas, un complejo sistema de ideas entrelazadas que resulta difícil de establecer aunque sólo se limitara a los materiales vaticanos. No es exagerado sugerir que esos textos, junto con otros semejantes de otras comunidades cristianas, representan una afirmación cristiana sin precedentes del significado teológico positivo que tiene el judaísmo para la Iglesia: una actitud constructiva que no se había desarrollado seriamente desde los tiempos del Nuevo Testamento. Los conceptos formulados en documentos católicos podrían ser divididos entre los que se expresan en forma negativa y los que lo hacen en forma positiva. En la primera categoría se encuentran muchas declaraciones que directamente rechazan la permanente “enseñanza del desprecio” (para usar la famosa expresión de Jules Isaac). En este breve sumario, no entraré a discernir los pesos de autoridad relativos de los numerosos documentos católicos relevantes, ni citaré en forma exhaustiva todas las referencias, ya que eso daría lugar a una lista pesada y repetitiva. La siguiente enumeración sólo pretende ilustrar un punto particular, no autenticarlo en detalle. Las citas entre corchetes se refieren a cuestiones en curso o novedosas que (todavía) no poseen el grado de autoridad del magisterio de las demás citas. Las incluimos para mostrar el proceso actual de las ideas, que aún necesitan profundizarse en futuros análisis. Ideas expresadas en forma negativa
Estas declaraciones fijan límites que deberían recordarse al desarrollar una teología cristiana “post-sustitución” sobre el judaísmo. La expresión “post-sustitución” sugiere que existe todavía un modo de que los cristianos elaboren una teología positiva. Por ahora, sólo podemos decir, en forma negativa, que lo que estamos expresando NO es la enseñanza del desprecio de la pasada teología de la sustitución. La manera de poder formular de manera positiva esta “teología del shalom” (una relación correcta) con respecto al judaísmo, todavía no está muy clara. Ideas expresadas en forma positiva La gran cantidad de declaraciones afirmativas en los documentos eclesiales católicos pueden organizarse de la siguiente manera, con aseveraciones principales y corolarios o ideas derivadas:
La cuestión más importante aún sin resolver El problema teológico más significativo que queda sin resolver en los documentos católicos es cómo conceptualizar la relación entre el significado “salvífico”28 universal de Cristo con la permanencia de la vida de alianza del pueblo judío con Dios. Por un lado, la enseñanza católica rechaza el relativismo religioso según el cual “una religión es tan buena como la otra”, porque “Jesucristo tiene, para el género humano y su historia, un significado y un valor singular y único, sólo de él propio, exclusivo, universal y absoluto”.29 Por el otro lado, la enseñanza católica también reconoce que para los que están fuera de la Iglesia, “la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia que, aun teniendo una misteriosa relación con la Iglesia, no los introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situación interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrificio y es comunicada por el Espíritu Santo… La Teología está tratando de profundizar este argumento.”30 Sin embargo, al considerar la cuestión particular de la importancia soteriológica de Cristo para el pueblo judío, también es necesario tomar en cuenta la concepción católica de que existe un vínculo espiritual único, intrínseco, entre cristianos y judíos, y la naciente conciencia de que “el judaísmo, que es la respuesta creyente del pueblo judío a la alianza irrevocable de Dios, es salvífico para ellos, porque Dios es fiel a sus promesas.”31 Por lo tanto, desde un punto de vista católico, la alianza de los judíos con Dios puede ser considerada “salvífica para ellos”, pero no se puede entender que esto suceda aparte de Cristo, o porque existan “dos vías paralelas de salvación”.32 Las paralelas nunca se encuentran.33 En este sentido, podrían plantearse, sin embargo, diversos enfoques teológicos (por ejemplo, desde un punto de vista cristiano, los judíos están en alianza con un Dios que es Uno y Trino, y por lo tanto, están en íntima relación con la Palabra y el Espíritu de Dios), pero este tema aún no ha sido tratado específicamente en ningún documento eclesial católico.. Para finalizar, una observación bíblica La cuestión del impacto producido en la autocomprensión cristiana por los diversos documentos eclesiales sobre los judíos y el judaísmo, publicados en las últimas seis décadas, deberá tomar en cuenta inevitablemente las diversas comprensiones cristianas de la interpretación bíblica, y la manera en que la autoridad de la Escritura se relaciona con otras fuentes de autoridad de la Iglesia. En la enseñanza católica, que sin duda no es practicada en forma universal en el propio mundo católico, la interpretation bíblica debe “franquear la distancia entre el tiempo de los autores y de los primeros destinatarios de los textos bíblicos, y nuestra época contemporánea, para poder actualizar correctamente el mensaje de los textos y nutrir la vida de fe de los cristianos”.34 Sin embargo, según la concepción católica, la interpretación bíblica es un “diálogo con la Sagrada Escritura en su conjunto, y por lo tanto, con la comprensión de la fe propia de épocas anteriores, y se acompaña necesariamente con un diálogo con la generación presente. Esto implica establecer una relación de continuidad, pero también constatar las diferencias. La interpretación de la Escritura comporta, por tanto, un trabajo de verificación y de selección: está en continuidad con las tradiciones exegéticas anteriores, de las cuales conserva y vuelve a emplear muchos elementos, pero sobre otros puntos se distancia de ellas para poder progresar.”35 Esta tarea dialógica e interpretativa de preservar y seleccionar algunos temas es de una extrema importancia para establecer las bases bíblicas de una teología cristiana post-sustitución. No es sólo por los pasajes polémicos del Nuevo Testamento o una lectura cristológica del “Antiguo” Testamento funcional a las propias necesidades. Entender que existe una “distancia” entre las generaciones bíblicas y las actuales, también implica considerar el hecho de que no se puede simplemente “cortar y pegar” en el siglo XXI el entusiasmo escatológico de los cristianos del primer siglo (con todas sus implicancias soteriológicas e históricas). Para aquellos cristianos que leen la Biblia sin alguna clase de comprensión dialógica de la interpretación bíblica, o sin una conciencia de los condicionamientos históricos de la autocomprensión cristiana, constituirá un desafío aún mayor desarrollar teologías del judaísmo que respeten la autocomprensión de la tradición judía en sus propios términos. 1. Comisión Pontificia para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo. “Orientaciones y sugerencias para la aplicación de Nostra Aetate (N. 4)”.1974. Preámbulo. 2. Comisión Pontificia para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo., “Notas para una correcta presentación de los judíos y el judaísmo en la prédica y en la catequesis de la Iglesia Católica”, 1985, VI, 25. 3. Pontificia Comisión Bíblica, “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”, 1993, IV, A, 3 4. “Orientaciones”, III. 5. Pontificia Comisión Bíblica, “El pueblo judío y sus Sagradas Escrituras en la Biblia cristiana”, 2001, II, A, 5, 21. 6. Ibíd, II, A, 6, 21. 7. Cardenal Edward Idris Cassidy, “Reflexiones acerca del documento vaticano sobre la Shoah”, 28 de mayo de 1998. 8. Juan Pablo II, “Mensaje al nuevo embajador de la República Federal de Alemania ante la Santa Sede, 8 de noviembre de 1990. 9. Comisión Pontificia para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo. “Nosotros recordamos: una reflexión sobre la Shoah”, 1998, V. 10. Juan Pablo II, “Mensaje a representantes de organizaciones judías”, 12 de marzo de 1979. 11. “Orientaciones”, Preámbulo. 12. “Notas”, VI, 25. 13. Cardenal Walter Kasper, “Mensaje en el 37 aniversario de Nostra Aetate”, Roma, 28 de octubre de 2002. 14. “Notas”, III, 12. 15. Juan Pablo II, “Mensaje a la Pontificia Comisión Bíblica”, 11 de abril de 1997. 16. “Notas”, II, 7. 17. “El pueblo judío”, II, A, 2, 19. 18. “Notas”, II, 10. 19. “El pueblo judío”, II, A, 5, 21. 20. Cardenal Walter Kasper, “La Comisión Pontificia para las Relaciones con el Judaísmo: un esfuerzo crucial para la Iglesia Católica”, Boston College, 6 de noviembre de 2002. 21. “El pueblo judío”, II, A, 7, 22. 22. “Notas”, I, 7. 23. Cardenal Walter Kasper, ibíd, 3. 24. Consulta del Consejo Nacional de Sinagogas (USA) y la Comisión para Asuntos Ecuménicos e Interreligiosos del Episcopado Norteamericano, “Reflexiones sobre alianza y misión”, 12 de agosto de 2002. 25. Juan Pablo II, 12 de marzo de 1979. 26. Juan Pablo II, Discurso en la Gran Sinagoga de Roma, 13 de abril de 1986, 4. 27. Juan Pablo II, “Mensaje en el 50 aniversario del levantamiento del ghetto de Varsovia”, 6 de abril de 1993. 28. La palabra “salvífico” está entre comillas para reconocer que los cristianos entienden y usan este término en formas muy diferentes. 29. Congregación para la Doctrina de la Fe, “Dominus Iesus”, 2000, III, 15. 30. Ibíd., VI, 20, 21. 31. Cardenal Walter Kasper, “Dominus Iesus”, discurso pronunciado en la 17ª. Reunión del Comité Internacional de Enlace Católico-Judío, Nueva York, 1 de mayo de 2001. 32. “Notas”, I, 7. 33. Aunque un estudiante sugirió que las cuerdas paralelas de un instrumento tampoco se encuentran, y sin embargo pueden sonar en forma armónica. 34. “La interpretación”, II, A, 2. 35. Ibíd., III, A, 3.
Philip A. Cunningham has directed the Ministry Institute at Notre Dame College, Manchester, New Hampshire, and has served as Executive Director of the Center for Christian-Jewish Learning at Boston College. He is author of Sharing the Scriptures, a volume in the series «The Word Set Free: Preaching and Teaching the Lectionary Without Anti-Judaism” (Paulist Press, 2003), A Story of Shalom: The Calling of Christians and Jews by a Covenanting God (Paulist, 2001), Proclaiming Shalom: Lectionary Introductions to Foster the Catholic and Jewish Relationship (Liturgical Press, 1995), Education for Shalom: Religion Textbooks and the Enhancement of the Catholic and Jewish Relationship (Liturgical Press, 1995), Jesus and the Evangelists: The Ministry of Jesus in the Synoptic Gospels (Paulist, 1988), and numerous articles on Christian-Jewish relations. He has also edited Pondering the Passion: What’s at Stake for Christians and Jews? (Rowman and Williams, 2005) and is co-editor of The Catholic Church and the Jewish People: Recent Reflections from Rome, forthcoming this fall from Fordham University Press. Dr. Cunningham is a member of the Advisory Committee on Catholic-Jewish Relations of the Secretariat for Ecumenical and Interreligious Affairs of the United States Conference of Catholic Bishops, and has represented the Holy See at various international Catholic-Jewish consultations. He is a member of the Christian Scholars Group on Christian-Jewish Relations and serves as Secretary-Treasurer of the Council of Centers on Jewish-Christian Relations. Dr. Cunningham attended Fordham University (B.A., M.S.) and LaSalle University (M.A.) and received his Ph.D. from Boston College.
(Traducción del inglés: Silvia Kot) 2009-01-03 |
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